Hola amigos,

El 23 llegué a Barcelona pero en la vuelta en el avión ya empecé a digerir todo lo que hemos vivido estos días.

Para empezar,

Yo quería simplemente ir con Teresa a Venezuela, para ver y vivir a través de su punto de vista, lo que ella, personalmente, considera una alternativa al neocapitalismo. Este era el punto de partida cuando hice consciente el sueño de seguirla pero, en algún momento, las cosas tomaron un giro «profesional» del que ahora me doy cuenta que no puedo, ni quiero, hacerme cargo. En algún momento pensé que tenía que mostrar la complejidad del país que ha votado a Chávez y dar testimonio, y entonces sin saberlo aún, me perdí de mi misma. Yo quiero dar voz al pensamiento y a la dirección a la que apunta Teresa. No quiero dar voz, por ejemplo, al pensamiento de Aznar, sólo sé que es opuesto a la mío. Mi pensamiento lo elaboro y lo hago crecer compartiéndolo con personas que entienden el amor como un reflejo activo del bien común y no del interés personal. Quiero dar voz a posibles alternativas ante la privatización de la sanidad pública, por ejemplo…

De mi propio país solo sé decir que no quiero unas leyes que permitan rescatar titánicos barcos con sus capitanes y tripulaciones a expensas de dejar ahogarse a los pasajeros. Estas son nuestras leyes que, por cierto, no son las que hemos votado. Estas leyes las han introducido mientras nos entretienen hablando de Chávez, de la prohibición de hablar castellano en Cataluña, del valor de ser persona únicamente en el campo de fútbol entre Guardioles y Mourinhos, de armas de destrucción masiva, de Bin Laden, de las Pussy riot… ¿Alguien ha votado este rescate de Bankia? ¿o el tratado de Lisboa? ¿Alguien está de acuerdo con el desmantelamiento de la sanidad pública, las pensiones, la educación, la cultura?

La opción evangélica: la opción por los pobres.

Teresa ha dado voz pública a un proyecto de país que en su horizonte sitúa a las personas por encima del capital. No se hace cargo del grado de delincuencia o compromiso de quien lo tiene que llevar a cabo porque, de entre otras cosas, Teresa es la persona que conozco que respeta como ninguna otra la autodeterminación del individuo. Con su trabajo intelectual, espiritual y experiencial construye un discurso en el que hace del amor y la libertad dos palabras indisociables y de medida directamente proporcional.

Dice que Venezuela tiene un marco legal que apunta a los pobres, que el nuestro apunta a los ricos, y que ella, como no puede ser de otra forma, se apunta al primero. En su opinión, dada su propia experiencia, el entorno intelectual y espiritual afín a su pensamiento evangélico, liberador y amoroso vivido en Venezuela, es que Chávez es un dirigente que ha llevado a las urnas esta propuesta, la está haciendo visible, en alguna medida, y considera que esto ya es mucho más de lo que se está haciendo ahora mismo en nuestro país y en muchos otros, en los que como dice Salvador Giner en el artículo que os adjunto (el baile de los maniqueos), “ya sabemos que los servicios secretos o diplomáticos de estos países no son angelicales”. Sabemos también que, por mucho que Teresa puso y pone en evidencia la perversidad de las multinacionales farmacológicas que financian estos gobiernos “poco angelicales”, sus crímenes continúan impunes gracias a unos marcos constitucionales que con un buen puñado de abogados “nada angelicales” permiten, por mucho que se denuncien, las más aberrantes atrocidades. Creo simplemente que Salvador Giner no conoce a Teresa, ni se la ha escuchado, ni se la ha leído porque cada vez que Teresa abre la boca es para decir de mil formas que las cosas no son blancas o negras. No entiendo qué quiere decir cuando utiliza la palabra “maniqueo” para referirse a la persona que ha hecho de la diversidad en comunión la motivación de su vida, que ha hecho de su manera de entender qué es “Ser persona, hoy”, su tesis doctoral. La prueba es la gran cantidad de personas tan diferentes que compartimos la confianza de su pensamiento: religiosos o no, de todas las edades, géneros, inclinaciones políticas… Salvador Giner y yo quizás no pensamos lo mismo, aunque lo dudo. A pesar de esto nos podemos respetar y convivir. De hecho, lo aprecio sinceramente. Ayer mismo nos encontramos en el entierro de una amiga común (a la que llevo en mi corazón), y en seguida sacó el tema: –Hoy me he metido con tu amiga, me dijo, y para tranquilizarme añadió: pero tu nombre no lo he puesto, eh? – Habría estado un honor que lo hubieras hecho…., respondí.

Hablando del artículo, el mismo Salvador me dijo que conoce bien el país venezolano, que es Doctor Honoris Causa por la universidad de Valencia (Venezuela) y que antes que llegara Chávez las cosas estaban mucho peor. (…) “Nos mean y dicen que llueve”, pensé recordando Eduardo Galeano.

Cada persona tiene su opinión, sus intereses, su proceso y si alguien opina que el otro está equivocado, creo que es en esta diversidad de opiniones donde podemos encontrar el aprendizaje y la evolución. Siempre la diversidad en diálogo, nunca en la uniformidad, ni en la maniquea simplicidad de separar el mundo entre “el eje del bien y el eje del mal” que ha forjado las últimas involuciones del sistema capitalista añadiéndole el prefijo “neo”.

Pero sobre todo, por el amor de Dios o por respeto a la dignidad, como lo queráis llamar, cuando llueva, que nos digan que llueve, porque sino, sí que es mearse. Porque sino, esto es “Can Pixa”.

De momento, después de estas digestiones mentales, he entendido que a la hora de plantear el posible documental que pueda surgir de este viaje, seremos personales. Y digo “posible” porque la “guinda” que tenía que ser el encuentro entre Teresa y Chávez, no se ha producido. Hemos estado pendientes hasta la última hora y todo apuntaba que el interés mostrado en todo momento lo haría posible, pero suponemos que la campaña electoral en la que está inmerso el presidente no lo ha permitido.

Y digo “personal” porque el motor que mueve mi vida es aquello que me motiva íntima, única y personalmente. Si soy intérprete y cantante es porque la música “obra en mí maravillas” y por eso me he acabado profesionalizando. Teresa abre en mi una ventana en el horizonte y me invita a soñar, allá donde otros nos hacen creer que los recortes y los rescates son la única salida.

Ahora, inspirada por el paisaje, el placer y la fuerza que me da su gesto y el infinito que me abre delante, dejadme que os cante una letra de Mayte Martin. *(ahora soy yo la que pide vuestra imaginación…. ya estoy cantando…)

Vive,

Invéntate ese mundo que tu quieras vivir,

Invéntate ese mundo que tu quieras soñar

Y vive para hacerlo realidad.

 

PD: Como bien sabes los que os habéis leído el dossier inicial, esta es una iniciativa de un grupo de personas que ponen sus talentos y dinero al servicio de la dirección a la que apunta el pensamiento de Teresa Forcades. Subrayo de nuevo que esta aventura no cuenta con apoyo de ninguna entidad pública, y cuando se revise el material se decidirá si hacemos una postproducción de cara a hacer un documental o vamos subiendo las grabaciones poco a poco en este mismo blog.

De momento esto es todo.

Seguimos.

Artículo: Me gusta, no me gusta