Cuando conocí a Mayte, reconocí una expresión viva de la Verdad. Algo de mi verdad vibró. Algo profundo y esencial. 
Quan escolto al Pau, m’agenollo davant l’expressió viva del Déu-Amor i Llibertat.
Toda esta manifestación en las calles no es por la identidad, es en contra de la mentira, es por un deseo irrefrenable de ser de Verdad, Amor y Libertad. Y sí, tiene una territorialidad, una cultura, unas raíces que aspiran a la copa que busca el sol para expandirse infinita y verdaderamente en el riesgo y la exposición. Me nutre una responsabilidad hacia aquellos que no han tenido la suerte de nacer aquí o un poquito más allá. No he nacido en Gaza, ni en Siria, ni en el seno de una guerra constante generada por el negocio de las armas, los bandos y la mentira. Es el fundamentalismo cristiano el más gran responsable de todas ellas, el más poderoso y peligroso. Vuestra religión, vuestra fe y vuestro dios es el dinero, el uso de la fuerza, someter al débil en vuestro beneficio desde el principio de los tiempos.
«Què fas amb aquesta gent?» le decía Pujol a Benet cuando lo veía hablar con los obreros.
El ser humano no es malo, quiere ser feliz y sólo en el abrazo es posible la felicidad.
Este abrazo final, Mayte, es la expresión del sentido de la vida. Aquesta abraçada final, Pau, és el “putu” sentit de la vida. No els perdem de vista, passi el que passi. Obrim els braços, convidem a l’abraçada. La Vida d’aquesta abraçada és eterna i no m’interessa la vida morta de la mentida.